CRIATURAS MITOLOGICAS DE AMERICA DEL SUR


Nahuelito:

La leyenda de Nahuelito cuenta la historia de una misteriosa criatura marina en las aguas del Nahuel Huapi, en Bariloche, Argentina. Esta leyenda cobró fama en 1897, cuando el Dr. Clemente Onelli, a cargo del zoológico de Buenos Aires, comenzó a recibir informes sobre una criatura acuática desconocida en el lago..

Diversas teorías respaldan la existencia de Nahuelito, abarcando desde la idea de un dinosaurio hasta la de un monstruo o incluso un submarino, aunque ninguna ha sido confirmada científicamente. Un elemento común entre las especulaciones e investigaciones es la descripción de la criatura: se dice que mide entre 10 y 15 metros, con una joroba, cuello alargado y piel escamosa. Esta descripción es notablemente similar a los relatos de los antiguos mapuches que habitaron la región hace dos siglos.



La existencia de Nahuelito, jamás ha sido comprobada, a pesar de las búsquedas constantes y la ocasional presentación de fotografías y videos. No obstante, la leyenda de este supuesto monstruo acuático es muy reconocida en Argentina y se menciona incluso en escritos clásicos sobre criptozoología. La historia de Nahuelito parece remontarse a los tiempos anteriores a la llegada de los españoles a América, cuando los indígenas que habitaban cerca del lago Nahuel Napi hablaban de una criatura acuática a la que llamaban "el cuero", una criatura carnívora que atrapaba animales y embarcaciones para llevarlos al fondo de la laguna y devorarlos.
El primer avistamiento conocido de Nahuelito se registra en 1910, cuando George Garret, un extranjero que trabajaba cerca del lago Nahuel Huapi, divisó a unos 400 metros de distancia una criatura cuya parte visible medía entre 5 y 7 metros de largo, sobresaliendo unos 2 metros sobre el agua. En 1922, Martin Sheffield, un buscador de oro estadounidense y ex sheriff de Texas, informó haber encontrado huellas grandes en la orilla del lago Nahuel Huapi y luego haber avistado un enorme animal acuático desconocido nadando en el centro del lago. Estos informes fueron publicados por "The Boston Globe", un periódico estadounidense que se convirtió en el primero en tratar el tema fuera de Argentina en esa época.
El Dr. Clemente Onelli (en el 87) organizó una expedición con el propósito de buscar esta criatura acuática, aunque lamentablemente no se obtuvieron resultados positivos. Pasarían varios años antes de que se reportara otro avistamiento de la supuesta criatura, específicamente en 1960. En este caso, la Armada Argentina se embarcó en la búsqueda de un objeto submarino no identificado en el lago, una operación que se prolongó durante 18 días pero que no logró identificar el origen ni la naturaleza del objeto en cuestión.  El último avistamiento documentado de Nahuelito tuvo lugar en enero de 2020, cuando Melisa Reinhold, una periodista residente en Villa La Angostura, en la región de Puerto Elma en la provincia argentina de Neuquén, capturó en una fotografía la figura de una misteriosa criatura acuática desplazándose entre las aguas del Lago Nahuel Huapi. Según sus palabras: "Dicen que es grande, gigante. Un monstruo milenario que habita en las aguas profundas de deshielo. Nadie sabe bien qué come, qué es o por qué a veces se muestra cuando hay poca gente atenta. Pero hoy, luego de mucho tiempo en ser escéptica, doy fe de que el Nahuelito existe", compartió la periodista en su cuenta de Twitter, además de añadir que "el lago comenzó a tener un oleaje extraño. Una sola ola entre tanta calma comenzó a alzarse a toda velocidad, con una sombra negra coronando el recorrido. Me emocioné. Como tenía la cámara en mano, logré rápido fotografiar el momento".

Viborón:

Por lo que se refiere a su apariencia, se la describe como una entidad que trae a la mente la imagen de una serpiente de dimensiones notables, con su cuerpo robusto y extendido, superando los 2 metros de longitud. Sin embargo, a diferencia de los reptiles convencionales, su piel estaría cubierta por un pelaje oscuro y delicado, que en ciertas ocasiones podría semejarse a plumas. Su cabeza, que destaca por su magnitud, alberga unos ojos de tono rojizo que, gracias al velo de cabello que los rodea, evocarían la forma de la cabeza de un ternero, cordero o caballo, con una melena larga y esplendorosa.


La tradición rural narra que la colosal serpiente cubierta de pelo se desplaza principalmente durante la noche, aunque ocasionalmente también lo hace durante el día. En su estado salvaje, se dice que atacaría a viajeros y arrieros, llegando incluso a devorarlos si se cruzan en su camino. Por ello, se recomienda evitar las áreas donde se rumorea que reside. Se comenta que esta criatura tiende a habitar en madrigueras, desempeñando a veces el papel de guardián de algún enigmático "tesoro" enterrado.
Para alimentarse, el culebrón poseería un poder mágico que le permite hipnotizar y atraer a sus presas con la mirada, incluso a larga distancia, ya sean personas o animales. En momentos de gran hambre, su fuerza excepcional le permitiría engullir a las presas enteras, debido a que su estómago sería increíblemente amplio. Sin embargo, cuando dispone de un territorio con abundantes presas, su preferencia sería amamantarse de los animales vacunos a los cuales atraería con su cola para beber su leche (esto debido a su gran predilección por este líquido) o optaría por consumir presas más pequeñas, como las aves de corral. Luego de saciar su apetito, se retiraría nuevamente a su escondite, generalmente entre los pastizales de un lugar despejado o en un bosque de difícil acceso, donde residiría o continuaría su camino subterráneo hacia otro sitio.


Pomberito:

El Pombero, conocido también como Pomberito, es una entidad presente en las historias guaraníes que reside en los bosques del noreste de nuestro país, en lugares como Misiones, Corrientes y Entre Ríos. Este ser ha ganado el respeto de los habitantes locales y es llamado "Cuarahú-Yara" en guaraní, que se traduce como "Dueño del Sol". Según la leyenda, es el guardián de la naturaleza, encargado de castigar a aquellos que dañan árboles o animales. Su aspecto es descrito como el de un anciano feo, alto y delgado, cubierto de un pelaje abundante, aunque algunas versiones lo retratan como bajo y robusto.

El Pombero puede tener un carácter travieso, malévolo o incluso amistoso, dependiendo de cómo se le trate. La tradición sugiere que para ganarse su favor, es necesario dejar ofrendas nocturnas como tabaco, miel o caña. Al hacerlo, se puede pedir su protección para los cultivos y los animales, y el Pombero puede convertirse en un aliado que brinda resguardo y apoyo en momentos difíciles. No obstante, si se descuida la ofrenda durante 30 noches seguidas, el Pombero puede volverse enojado y causar problemas en el hogar. Se dice que estará atento y si un cazador, pescador o leñador excede la caza, pesca o tala de árboles, desatará su ira y el castigo puede ser severo.

Además de su relación con la naturaleza, el Pombero protege a las aves y puede transformarse en árbol para cobijarlas entre sus ramas. También se comunica con ellas mediante silbidos.


Se cuenta que el Pombero tiene interés en los niños y, según la creencia, puede raptarlos y chuparles la sangre si los encuentra en actos traviesos, especialmente si están haciendo daño a los animales. Por ello, se aconseja a los niños durante la siesta que permanezcan cerca de la casa, ya que se dice que el Pombero merodea en busca de niños en esas horas. También muestra interés en las mujeres, y se dice que ha llegado a raptarlas, forzarlas e incluso dejarlas embarazadas. Este comportamiento parece ser un castigo para esposas infieles y jóvenes que no han sido bautizadas. Sin embargo, también se cuenta que el Pombero puede enamorarse de una mujer embarazada de una niña, acompañarla y protegerla.

El Pombero también es conocido por sus travesuras: le gusta abrir puertas y ventanas con fuerza, arrojar piedras o mover objetos, incluso volverse invisible para molestar a las personas. Se cree que su nombre nunca debe ser pronunciado en voz alta ni burlarse de él, ya que esto también lo enoja y un simple toque de sus manos peludas puede causar mudez, temblores o confusión. Una costumbre particular es que el primer día de octubre, el Pombero baja al pueblo con un sombrero de paja y un rebenque para castigar a quienes no comen en su honor.

Jakaré Ñembo:

Es una criatura de la cual hay poco registro, y el que hay es poco fiable.
Registros preservados de tribus guaraníes ya mencionaban su existencia, caracterizando a este ser como un pseudo jacaré con trompa y tamaño mediano; mencionaban también unas garras cortas pero perforantes, una piel escamosa, dientes largos y finos y una mirada carmesí penetrante con la cual atrae a sus victimas para luego devorarlas. Se dice que sus apariciones terrestres se dan a la noche, durante el día permanece oculto en aguas de ríos, lagos o afluyentes estancados.
En cuanto a hallazgos actuales, realmente escasean, pero ha habido varios avistamientos en distintas zonas del mundo que afirman haber captado a un ser de estas características. La mayoría de estos avistamientos han sido en países sudamericanos.


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Reservito:

Se dice que mora en la Reserva Ecológica de Buenos Aires y que es un voraz ser que busca carne humana. ¿Es esta una historia urbana, una alteración genética o un mamífero que se creía extinto?


Con el tiempo, el chisme se propagó como fuego en la pólvora: un extraño habitante deambula por los pastizales durante las noches. Sus ojos resplandecen bajo la luz de la luna y su hocico, salivado, busca a su próxima presa para alimentarse. Aseguran que su apetito no tiene límites y su apariencia –parte rata, parte perro– lo hace aún más siniestro.
Durante el verano, familias completas pasean por la Reserva Ecológica de Costanera Sur en busca de alivio al ardiente calor citadino. Durante el resto del año, el lugar es frecuentado por escuelas e instituciones que participan en visitas guiadas.
Los orígenes y la línea exacta de tiempo de esta historia son difíciles de precisar, pero es indudable que, con los recientes incendios, el rumor sobre la existencia de la criatura se ha intensificado en los bares cercanos.
Según el conocimiento popular, los fuegos que han asolado la Reserva con inusual regularidad fueron provocados por manos humanas y tenían como objetivo eliminar al salvaje animal apodado "Reservito".
Cuando cae el sol, un extraño ser con características mitológicas, quizás remotamente vinculado al lobo, deambula sin rumbo fijo por todo el lugar en busca de carne fresca. Sobre cómo "Reservito" llegó a las costas de la ciudad, hay varias teorías y conjeturas; una sugiere que el animal bajó por el río Paraná, flotando sobre una agrupación de troncos y ramas. Su especie es aún un enigma. Aquellos que lo han avistado lo describen como una combinación de canino y roedor, con algunos rasgos anfibios. No obstante, biólogos y cuidadores consideran que podría tratarse de un ejemplar de Thylacinus cynocephalus, antiguo habitante del hemisferio sur que se suponía extinto.
Otras teorías plantean una posible mutación como resultado de desechos químicos. Así como el Nahuel Huapí tiene su "Nahuelito", la Reserva posee su propio "Reservito


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